La abuela y la luna

Recuerda, que puedes

Pregunté si recordaba alguna palabra de la abuela, porque me había comentado que era Charrúa, quizás descendiente de los que escaparon en Salsipuedes. A los que sobrevivieron y huyeron a Brasil para luego retornar, les llamó «Bugres». Entonces Jesuina comenzó a hablar en portugués, la lengua que adquirió en su exilio político. La lengua que le dio refugio es la que eligió para contarnos -entre otras cosas- sobre un ritual realizado una noche al año. Una noche de luna llena en la que Jesuina logró escapar a la vigilancia de los mayores y fue espectadora de lo que aquí nos describe.

Los hechos o episodios de violencia colectiva y de otros tipos de violencias, pueden ser silenciados por las propias personas agredidas. Sin embargo la memoria colectiva no enmudece y elabora formatos que cada tanto resurgen en forma de leyendas o relatos, canciones, músicas, visiones, enfermedades. Y viven a través de las generaciones. Aquí es donde debería citar a alguna autora seria, importante, que probablemente haya seguido algún procedimiento científico para llegar a esta conclusión. Pero no conozco. Es mi opinión personal. Y concuerda con la interpretación de Jesuina sobre el silencio de la abuela acerca de la historia de su gente. Lo que yo opine no es importante, lo que opina Jesuina debería ser citado entre comillas. Y entonces quien lea deberá hacer un acto de fe. La que escribe dice que Jesuina dijo, por tanto lo dijo.

Cartografía de un descubrimanto

La construcción de un testimonio también implica decisiones técnicas y estéticas. Opté por comentar cómo fue el proceso creativo para hacer esta grabación, editarla y publicarla, para que quienes escuchen decidan -si es que escuchan con el cerebro- si se entregarán a los efectos de la resonancia.

Pero antes, sugiero repetir la experiencia:

El tiempo total de la grabación son unos 19 minutos, en los que la testigo evoca oral y físicamente lo que sabe, lo que siente, lo que vio  y lo que vivió junto a su abuela, cuyo nombre jamás pregunté. Quizás como tu abuela o quizás como alguno de mis ancestros, la abuela india utilizaba plantas medicinales para sanar a las personas que la precisaban y se lo pedían, tanto mientras vivió en campaña como en la ciudad. Ella también usaba brasas ardientes, que dejaba caer en un recipiente con agua. Jesuina evocó ese sonido casi brujeril, el del encuentro entre la brasa ardiendo y el agua. Y algo que no todos observan, el comportamiento de la brasa. Mis ancestros no, los míos utilizaban libros, agua fría y agua caliente, emplastos con arcilla. Otras costumbres u otras tradiciones. O unas que no necesitaron sobrevivir.

¿Es el amor un sentimiento que experimentan los humanos o es una expresión de la vida? ¿Sería el amor entonces una forma de estar en naturaleza?

¿Qué significa la desnudez ante la luna? No tengo ni la más pálida idea. Una de las cosas que no estuve dispuesta a perder en la edición de esta grabación fue la voz pectoral de Jesuina, capaz de alejar el espacio de la casa inmensa donde vive, para atraernos a su mensaje, explicado a conciencia. No eran importantes entonces las llamas de la estufa, ni el perro rascándose, ni la tos de su hijo que cerca nuestro, trabajaba en la computadora. Parteras de campaña, comadronas, muchas conocemos. Mi voz, mis preguntas, salen en varias grabaciones de este mapa. No era necesario ocultar que nos encontrábamos en la ciudad, donde suelen pasar coches ruidosos. Por eso al reparar mi error de grabar con baja intensidad y aumentar lo que conocemos como «volumen» atraje hacia nosotras todos los ruidos de la casa. Y decidí disimular sólo algunos. Para conseguir tu atención y apegarte a la voz que se dirige a tí. Porque Jesuina te está hablando a vos. Y ella pudo haberse arrepentido de hacer pública esta vivencia, o le pudieron haber desagradado los recortes que hice. O las frases que uní, cuando ella no las dijo juntas. Pudo haber decidido que no mostrara este trabajo. Pero dijo que sí. Y ese es el sentido que quise dar a la mujer que dejé suspendida en la noche, sin sus ropas, cuyo nombre y poblado de origen, no mencionaré.

Descarga aquí La abuela y la luna

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Instrucciones para la descarga: el enlace te lleva a una nueva pestaña, al sitio Archive, que es una gran mediateca pública. Allí debes darle play al registro y luego pausa. Luego, haz click derecho con el ratón y elige la opción “Guardar audio como”. También puedes pinchar en el ícono que tiene las columnas, entonces se abre una nueva pestaña y en el lado derecho de la pantalla tienes varias opciones de formato para guardarte el archivo. Pincha en el que quieras y entonces una ventana emergente te ofrecerá guardar el archivo directamente.

 

Mapa sonoro de Uruguay es un proyecto seleccionado por los Fondos Concursables para la Cultura del MEC, en la categoría Memoria y Tradiciones, año 2016.
La grabación fue realizada en la ciudad de Paysandú en 2015.
La fotografía de la luna la tomó Francisco Giúdice en Paso Centurión (Cerro Largo); la tijera perteneció a una bencedora de Las Toscas (Tacuarembó) y la fotografía la tomó María Puppo en 2010; para la edición del registro sonoro tuve ayuda de Sol Rezza.
Agradezco especialmente a Zelmar García Sánchez.

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